El repudiable acto de agresión ocurrió en Deportivo Español
y dos de los afectados contaron lo sucedido. "Cuando nos fuimos nos
dijeron que la próxima ya no iba a ser así, que iba a ser un tiro en la
rodilla", relató Fergonzi.
La violencia parece no tener fin en el fútbol argentino. Al
menos no a corto plazo. Es que día tras día los barras se encargan de manchar
un poco más la pelota y posicionarse en el centro de las noticias. En esta
ocasión un repudiable acto se vivió en el ascenso, más precisamente en la
Primera B Metropolitana.
Fue Deportivo Español la víctima esta vez, precisamente en
el día que celebraba sus 59 años de vida. El episodio tuvo lugar luego de lo
que fue el empate 1-1 con Fénix, en cancha de UAI Urquiza. El plantel del
Gallego retornó al club en un micro, donde los jugadores debían ir en busca de
sus automóviles y allí se encontraron con lo peor.
Fabio Segovia, Ramiro Fergonzi, Ignacio Anívole y Santiago
López fueron los primeros en hacerse presentes en el estacionamiento, donde se
encontraron con lo peor. Un grupo de entre 15 y 20 barras los esperaba para
amedrentarlos por el complicado presente del equipo (está anteúltimo en el
torneo y acarrea 15 juegos sin poder festejar, acercándose así a la zona de
pérdida de la categoría).
"Cuando llegamos al club intentamos sacar el auto para
salir y vimos que venía parte de la barra. Antes de llegar al tercer portón nos
frenaron, nos bajaron las ventanillas y nos empezaron a pegar", comenzó a
relatar Fergonzi en diálogo con La Oral Deportiva. Y agregó: "Eran
alrededor de 15 barras. Nos gritaban de todo. Hace un tiempo ya habían venido
al club a pedir plata".
Mientras que en la parte más cruda del relato, manifestó:
"Por suerte no mostraron armas ni nada raro. Nos pegaron piñas y no
teníamos forma de hacer nada. Nos pegaron hasta que se cansaron y nos dijeron:
'Ahora vayan'. Cuando nos fuimos nos dijeron que la próxima ya no iba a ser
así, que iba a ser un tiro en la rodilla".
Por su parte, Segovia dialogó con Un Buen Momento de La Red
y contó: "Entré a mi auto, me abrieron las puertas y me preguntaron qué
onda. Una situación mala y triste". Dejando enseguida un manto de sospecha
al explicar: "A mí me trajo un dirigente que nunca lo vi, no lo conocía.
Estaba ahí con ellos. Dijo que estando con él no iba a pasar nada, pero no hizo
nada, no nos defendió. No sé si nos entregó, pero uno puede desconfiar de cualquiera.
Fue un momento muy feo".
De no acabar...
Fuente: Playfutbol.
Fuente: Playfutbol.
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